hace tantos años de este largo caminar

hace tantos años de este largo caminar

jueves, 11 de noviembre de 2010

Como un rayo de luna que suena en la inmensidad.

Estaba de vuelta en uno de mis muchos viajes al extremo sur de ese puente que tanto contemplaba; Había decidido ir allí después de pasar dos días de retiro de la mano de mis compañeros de comuna y con los sabios que siempre nos acompañan. Estos días había estado un tanto distante, dios sabe por qué motivos, la verdad es que sentía algo extraño.

Un sentimiento de rabia, que siempre es el que va después de la pena, se apoderó de mi cuando me di cuenta de que aquella nueva sensación no podía catalogarla de buena o de mala, sencillamente había tomado la decisión de que era mala porque me hacía sentir de una forma que no me complacía demasiado.

Comencé a lanzar flechas contra el árbol mas grueso que encontré, elegí este porque sabía que ni se inmutaría, cuando se terminaron mis flechas lancé el arco, la funda y luego proseguí dándole al impasible tronco con los puños hasta que se me terminaron las fuerzas.

De repente, una gota visitó mis mejillas amablemente, deslizándose suavemente desde mis ojos hasta el cuello.

Me dolían los brazos, la cabeza, la garganta y posiblemente el alma.

Cogí un pergamino que tenía en el bolsillo de mi camisa. En él estaba dibujado el mapa de los dominios en los que habitamos y unos cuantos consejos que los anteriores miembros del árbol central me dejaron.

Me decidía a leerlos, pero cuando iba por la parte que decía... "no debes rendirte", un gran trueno interrumpió mi lectura. Miré al cielo, se encontraba más nublado que antes, y minutos después, débiles gotas comenzaron a danzar hacia la tierra lentamente.

Las letras de mi preciado escrito se iban borrando a medida que las gotas las rozaban. Ya no encontraba un punto final en la oración que leía. Estaba mojándome y tenía frío.

Las letras ya no se entendían, así que lo cerré y lo metí de nuevo en mi camisa.

Hinqué las rodillas en el suelo lleno de barro suspiré y pensé: -Estoy tan cansada...-

Dejé caer mi cuerpo hacia un lado casi sin darme cuenta y allí permanecí inmóvil, fundiéndome con cuanto me rodeaba. Sin pensar en nada.

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